El objetivo de los especialistas es que la infertilidad llegue a su fin. Cuando ustedes sostienen en brazos a su hijo suceden cosas maravillosas. La reinserción en el mundo que temporalmente habían dejado trae consigo alegría y felicidad. De la noche a la mañana, ustedes son los homenajeados de la fiesta que celebra el próximo nacimiento de su bebé. Van al supermercado y ahora compran leche en polvo, pañales y papillas. Leen libros de puericultura y no paran de hablar de paspaduras, cólicos, biberones a medianoche, chupetes y noches en vela. De pronto el mundo se volvió como ustedes quisieron que siempre fuera, “normal”: tienen a su bebé, su vida ha cambiado y su sueño se ha hecho realidad. La euforia inicial por esta resolución positiva será paulatinamente remplazada por la realidad de la vida cotidiana. En esta nueva vida se acordarán a menudo de todo lo pasado. Al oír que alguien iniciará un tratamiento de fertilización in vitro o al ver a una mujer que amamanta, puede que recuerden cada paso: lo inesperado del diagnóstico, sus desilusiones, sus ansias, su desesperación por ser igual a los demás. Lo cierto es que ustedes nunca olvidarán esta experiencia. Pero para que todo esto haya sucedido tuvieron que sobrellevar uno o más procedimientos de FIV - fertilización in vitro- sin desesperar. Hace cincuenta años era más fácil ser infértil.
La Medicina Reproductiva aún estaba en pañales y la única alternativa para paliar la mayoría de las disfunciones era la adopción. Pero hoy, con la llegada de la reproducción asistida de alta complejidad las parejas tienen la posibilidad cierta de solucionar inconvenientes antes impensados. Por fortuna estas técnicas hoy casi no son cuestionadas y sí más aceptadas por la sociedad. De hecho se han llevado a cabo y se llevan por miles cada día. Aún así, transitar por esta experiencia no es fácil ni muy accesible, no está libre de estrés ni garantiza el éxito. Aunque bien vale la pena poner todo de sí en el intento. Las parejas deben sortear, además, los escollos que colocan en su camino las personas o instituciones que sostienen que estos tratamientos son antinaturales y están alejados de los lineamientos de algunas religiones. Claro está que seguramente nunca estas personas sufrieron de un proceso de infertilidad.
Tampoco son avalados por algunos profesionales que, con antiguas y desesperanzadoras opiniones adversas obligan a la pareja a cuestionarse esta senda elegida. Quienquiera que haya realizado alguno de estos tratamientos sabe que éstos exigen altas demandas físicas y psíquicas. Las mujeres deben aplicarse inyecciones, hacerse ecografías y extracciones de sangre, entrar al quirófano, etcétera. Los hombres deben obtener su muestra de semen en situaciones incomodas o pasar si es necesario por biopsias, etcétera. Sin embargo no son estos factores los que más afectan a las personas que realizan un tratamiento, sino los de índole emocional. Las preocupaciones resultan de inconvenientes como los costos de los tratamientos, la dificultad de compatibilizar horarios laborales, la necesidad de aprender un lenguaje nuevo y complejo para comprender lo que sucede y tomar las decisiones adecuadas. En esto también el médico juega un rol fundamental. Asimismo, se sienten atrapados al no saber cómo manejar la información que dudan en dar o no a familiares, amigos, obras sociales, ambiente laboral, etcétera. Les pesa tanto la incertidumbre de los tiempos como el resultado del tratamiento; temen que deba suspenderse en alguna etapa, están obligados a conocer y vivir todas las fases que atraviesa la reproducción, lo cual los involucra emocionalmente con la situación del embarazo antes de que ésta sea una realidad. Y fundamentalmente los invade el temor: sienten que estos tratamientos son su última esperanza. Desde el punto de vista psicológico, las parejas que acceden a estos tratamientos no sólo lo hacen en respuesta a una indicación médica, sino porque ellos tienen características particulares. Son creativos e independientes, muestran predisposición a buscar ayuda externa y casi siempre la relación marital es muy buena. La reacción también difiere según el sexo. Las mujeres sufren el impacto de los tratamientos con más intensidad, estrés y ansiedad que los hombres. Ellas reportan que el mayor peso de las prácticas recae sobre su propio cuerpo y les exige una disponibilidad completa. Además, la mujer siente la necesidad de generar un hijo para satisfacción de sus parejas y familiares, carga con las culpas y se deprime más ante un fracaso del tratamiento. Los hombres, por su lado, sienten culpa y preocupación porque sus esposas deben poner el cuerpo y ellos ser el sostén emocional y generalmente económico. Respecto a ellos mismos, no suelen pedir ayuda y esconden sus sentimientos, niegan su dolor, temor o preocupación, en un intento de protegerse. Por todo esto, además de estar seguros del centro y el médico actuante, sería conveniente que todas aquellas parejas que realicen algún tipo de tratamiento de fertilización asistida reciban el necesario apoyo psicológico durante el proceso. Si bien la realización de estos tratamientos es compleja, los resultados no deberían medirse sólo en términos de éxito en el logro de embarazos. Es importante que los pacientes valoricen el haberlo intentado, así como el grado de apoyo, fortaleza y compromiso evidenciado en el transcurso del proceso por parte de la pareja y del equipo médico actuante, condiciones que quizás no son evaluadas y tenidas en cuenta como positivas sobre todo cuando los resultados no son los ideales.
La Medicina Reproductiva aún estaba en pañales y la única alternativa para paliar la mayoría de las disfunciones era la adopción. Pero hoy, con la llegada de la reproducción asistida de alta complejidad las parejas tienen la posibilidad cierta de solucionar inconvenientes antes impensados. Por fortuna estas técnicas hoy casi no son cuestionadas y sí más aceptadas por la sociedad. De hecho se han llevado a cabo y se llevan por miles cada día. Aún así, transitar por esta experiencia no es fácil ni muy accesible, no está libre de estrés ni garantiza el éxito. Aunque bien vale la pena poner todo de sí en el intento. Las parejas deben sortear, además, los escollos que colocan en su camino las personas o instituciones que sostienen que estos tratamientos son antinaturales y están alejados de los lineamientos de algunas religiones. Claro está que seguramente nunca estas personas sufrieron de un proceso de infertilidad.
Tampoco son avalados por algunos profesionales que, con antiguas y desesperanzadoras opiniones adversas obligan a la pareja a cuestionarse esta senda elegida. Quienquiera que haya realizado alguno de estos tratamientos sabe que éstos exigen altas demandas físicas y psíquicas. Las mujeres deben aplicarse inyecciones, hacerse ecografías y extracciones de sangre, entrar al quirófano, etcétera. Los hombres deben obtener su muestra de semen en situaciones incomodas o pasar si es necesario por biopsias, etcétera. Sin embargo no son estos factores los que más afectan a las personas que realizan un tratamiento, sino los de índole emocional. Las preocupaciones resultan de inconvenientes como los costos de los tratamientos, la dificultad de compatibilizar horarios laborales, la necesidad de aprender un lenguaje nuevo y complejo para comprender lo que sucede y tomar las decisiones adecuadas. En esto también el médico juega un rol fundamental. Asimismo, se sienten atrapados al no saber cómo manejar la información que dudan en dar o no a familiares, amigos, obras sociales, ambiente laboral, etcétera. Les pesa tanto la incertidumbre de los tiempos como el resultado del tratamiento; temen que deba suspenderse en alguna etapa, están obligados a conocer y vivir todas las fases que atraviesa la reproducción, lo cual los involucra emocionalmente con la situación del embarazo antes de que ésta sea una realidad. Y fundamentalmente los invade el temor: sienten que estos tratamientos son su última esperanza. Desde el punto de vista psicológico, las parejas que acceden a estos tratamientos no sólo lo hacen en respuesta a una indicación médica, sino porque ellos tienen características particulares. Son creativos e independientes, muestran predisposición a buscar ayuda externa y casi siempre la relación marital es muy buena. La reacción también difiere según el sexo. Las mujeres sufren el impacto de los tratamientos con más intensidad, estrés y ansiedad que los hombres. Ellas reportan que el mayor peso de las prácticas recae sobre su propio cuerpo y les exige una disponibilidad completa. Además, la mujer siente la necesidad de generar un hijo para satisfacción de sus parejas y familiares, carga con las culpas y se deprime más ante un fracaso del tratamiento. Los hombres, por su lado, sienten culpa y preocupación porque sus esposas deben poner el cuerpo y ellos ser el sostén emocional y generalmente económico. Respecto a ellos mismos, no suelen pedir ayuda y esconden sus sentimientos, niegan su dolor, temor o preocupación, en un intento de protegerse. Por todo esto, además de estar seguros del centro y el médico actuante, sería conveniente que todas aquellas parejas que realicen algún tipo de tratamiento de fertilización asistida reciban el necesario apoyo psicológico durante el proceso. Si bien la realización de estos tratamientos es compleja, los resultados no deberían medirse sólo en términos de éxito en el logro de embarazos. Es importante que los pacientes valoricen el haberlo intentado, así como el grado de apoyo, fortaleza y compromiso evidenciado en el transcurso del proceso por parte de la pareja y del equipo médico actuante, condiciones que quizás no son evaluadas y tenidas en cuenta como positivas sobre todo cuando los resultados no son los ideales.
Prof. Dr. Natalio M. Kuperman
Doctor en Medicina y Cirugía Especialista en Medicina Reproductiva
10 comentarios:
Muy interesante el articulo. Permite conocer esta problematica y ayuda a quienes quizas debamos enfrentarla. Jose y Luciana. Mar del Plata
Somo Ezequiel y Esperanza de Entre Rios, no han indicado un tratamiento que se llama ICSI. Se encuentra dentro de estos referidos en el comentario ? Basicamente cuales son los pasos que deberemos enfrentar. Gracias . Estamos bastante preocupados.
Natalio, muy interesante tu blog. Gracias por pasar por el mío, fue un honor. Ya te dejé otros comentarios pero no figuran. No sé muy bien dónde escribirte...¿son todos blogs distintos? Me encanta que "se abra el juego" en este tema. Ahora, sobrellevar una fertilización asistida sin desesperar IM-PO-SI-BLE! Cariños...
V@le
GRACIAS POR REFLEJAR TODO LO QUE UNA PAREJA CON ESTA PROBLEMATICA VIVE. LA SOCIEDAD, LA FLIA., LOS AMIGOS, LOS COSTOS, ETC ,ETC. OJALA PODAMOS AFRONTAR EL PROBLEMA EN PAREJA YA QUE POR AHORA MI MARIDO NO QUIERE SABER NADA CON TRATAMIENTOS Y LLEVAMOS CASI 5 AÑOS BUSCANDO. ALEJANDRA, DE SAN LUIS
Gracias por explicar tan bien lo que siente una pareja en tratamiento, no siempre nos sentimos comprendidos, y por lo general estamos bastante solos. Es tal cual lo que explica sobre el sentir del hombre y la mujer en esa situación, estoy en pleno tratamiento para una IIU ya la 3º y tengo la esperanza de que sea el último tratamiento para llegar a ser padres, pero como ud. ya sabe el miedo a que esta vez tampoco sea acecha siempre.
Julia
Es tal cual lo explica el Dr. Nosostros por momentos nos sentimos abatidos en esta problematica. Pero creemos que junto a D'os y los medicos vamos a salir adelante. Robert y Albania de Los Angeles, EE UU.
Para hacer un aporte. Estuvimos varios años de recorridos por distintos centros y medicos, con una diversidad de diagnosticos. Nos vio el Dr Natalio y nos puso frente a la realidad en cinco minutos. Gracias a el y su equipo y por obra del Señor hoy Angelito gatea por el patio. Adelante !!!
Jose y Luciana, Villa Maria, Cba.
HOLA!! QUE PADRE TODO LO QUE E LEIDO
TODO ESTO ES VERDAD!!! ESTOS TRATAMIRNTOS SON COSTOSOS,DOLOROSOS PERO MAS DOLOROSO ES LO EMOCIONAL CADA QUE PASAS POR UN TRATAMIENTO Y LA PRUEBA DE EMBARAZO ES NEGATIVA ..SE SIENTE UNO FATAL. PERO MIENTRAS DIOS LESDE UNA ESPERANZA NUNCA AY QUE DEJAR DE LUCHAR...DE VARIOS TRATAMIENTOS QUE E TENIDO UBO UN EMBARASO QUE LAMENTABLEMENTE PERDI ALOS 2 MESES..PERO SIGO DE PIE LUCHANDO SI YA LO TUBE YO SE QUE LO TENDRE OTRA VEZ NUNCA SE DEN POR VENCIDOS SI HAY UNA LUZ EN EL CAMINO....
SUERTE PARA TODOS Y QUE DIOS NOS BENDIGA CON UN !!!ANJELITO!!!
doc. es tal cual lo relatas en tu articulo,ni mas ni menos, describis todas las emociones.Les cuento q en mi tratamiento no tuvimos suerte y luego de esto me di cuenta lo nesesario q es el apoyo sicologico,recuran a el antes de empezar es mi mejor consejo. y a no bajar los brazos,rezar y confiar en prof. como el dr. kuperman.sofia
Cuanta verdad en sus palabras doctor. Describió de forma clara los sentimientos cruzados que vivimos día a día.
Gracias por entender...
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